Antonio Castillo Lastrucci nació en Sevilla el 27 de febrero de 1882, hijo de Eduardo Castillo del Pino, industrial de la sombrerería, y de Araceli Lastrucci. Fue el tercer hijo de los cuatro que tuvo el matrimonio.
Desde pequeño fue discípulo del escultor Antonio Susillo Fernández, que tenía su taller frente a la vivienda de la familia Castillo Lastrucci.
En la década de los noventa acude a la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Sevilla.
En 1905 se casó con Teresa Muñoz García, con la que tuvo siete hijos, más tarde al fallecer ésta, se casa con Amparo León Retamar, con la que tuvo otra hija.
Muy pronto destacó como escultor, recibiendo varios premios y en 1915 se le concede una beca para estudiar en el extranjero, pero no pudo acudir a Roma debido al conflicto bélico de la primera guerra mundial, sin embargo si pudo viajar a Paris y más tarde a Madrid para seguir ampliando conocimientos.
Más tarde, en su primera etapa, instala su primer taller en las oficinas de la industria sombrerera de su padre, donde abarca todo tipo de géneros y técnicas con una intensa actividad.
En 1922 la Hermandad de la Bofetá de Sevilla le encarga la construcción de las imágenes del misterio de Cristo ante Anás. Al año siguiente las siete figuras del misterio salen el Martes Santo y el éxito fue enorme, recibiendo todo tipo de halagos, llegándole el reconocimiento popular a los cuarenta y un años.
A partir de ahí, en una segunda etapa, se traslada a la calle San Vicente en el año 1923 , donde se dedicará a la imaginería procesional, recibiendo encargos de infinidad de hermandades de Sevilla, de toda Andalucía e incluso de fuera de nuestras fronteras.
Es sin duda uno de los imagineros más grande del siglo XX, y uno de los más fecundos de toda la historia de la imaginería sevillana; restituyó muchas de las imágenes destruidas durante la guerra civil española.
Entre sus discípulos destacan sus hijos Manuel y Antonio, José Ovando Merino, Antonio Eslava Rubio, Rafael Barbero Medina y José Pérez Delgado, este último fue quien restauró la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno en el año 2.001.
Castillo Lastrucci dedicó toda su vida a la imaginería, dejándonos infinidad de imágenes; fue homenajeado en 1943 y 1961 por las cofradías sevillanas; en 1963 se le concede la Orden de Alfonso X el Sabio, en 1966 se le da el nombre de «Imaginero Castillo Lastrucci» a una calle de Sevilla, y a título póstumo se le concede la medalla al Mérito al Trabajo.
Murió en Sevilla el 29 de noviembre de 1967 a los ochenta y cinco años de edad.